Nuestra Historia

En la segunda mitad del siglo XIX, los inmigrantes vascos en Argentina sumaban tantos, que comenzaron a nuclearse en sociedades.

En 1877, un grupo de guipuzcuanos, vizcaínos, alaveses y navarros fundan «Laurak Bat» (Las Cuatro Una). Esta, y otras sociedades fueron evolucionando a través del tiempo, anhelando siempre formar en Argentina una «Casa Vasca».

 

Juan Sebastán Jaca nació en Berastegui, Guipuzcoa. Tenía 10 años cuando llegó a la Argentina.
Fundador de Laurak Bat, Presidente de la Asociación Euskal Echea.

Fue farmacéutico y escritor. Fundó el periódico «El eco de Tandil»
En 1904, tras la compra de las 20 hectáreas de tierra para los colegios y el hogar de ancianos, Jaca exclamó: «¡Ahora no hay más Pirineos!».

De este modo, expresaba que en el proyecto Euskal Echea cabían tanto vascos como argentinos, y que no existiría aquí la diferencia entre «vascos-franceses» y «vascos-españoles».

A fines de 1899, don Juan Sebastián Jaca, entonces presidente de Laurak Bat, comienza a desarrollar en la revista «La Baskonia» sus ideas acerca de una iniciativa suya y de otros vascos residentes en Argentina.

Deseaban crear una entidad cultural y de acción humanista, que abarcase todas las etapas de la vida: niñez, juventud y ancianidad, que reuniese a todos los descendientes de vascos, que orientara su accionar según la filosofía católica

También se deseaba, en esos momentos enseñar técnicas agrícolas, útiles para el desempeño en la vida rural.

Martín de Errecaborde nació en Salgise, País Vasco Norte, en 1838, y emigró muy joven hacia Argentina, donde se dedicó a tareas rurales.

Instaló fábricas de manteca y queso en Lomas de Zamora y San Justo, y luego en Balcarce y Mar del Plata.

Aunque fue el quien donó al Colegio los dos primeros pabellones, no quiso que su nombre figurara en el frente de ninguno de ellos. Fue el primer presidente de la Asociación Euskal Echea.

Al año siguiente a su fallecimiento, ocurrido en 1917, se inauguró una placa con su nombre y una inscripción en euskera que dice : «Se destruirá este bronce y tú seguirás por siempre en el alma de Euskal-Echea».

 

En marcha: Institutos de Llavallol

En el año 1904 nace Euskal Echea Asociación Cultural y de Beneficencia, nucleando a vascos y descendientes que toman como patria de adopción a esta República Argentina.

Sustentando un noble ideal de levantar un hogar de ancianos, se adquiere en Lavallol un terreno de veinte hectáreas en el que se crearía además un Colegio de Varones y uno de niñas.

El 17 de diciembre de 1905 se coloca la piedra fundamental de los Colegios y Hogar de Ancianos de Llavallol. De inmediato se inició la construcción de los pabellones a cargo de las familias Errecaborde, Olariaga, Bercetche, Etchegoyen, Etchevers, Saralegui, Pradere, Luro, Chapar, Alchourron, Bellocq, Graciarena y el Centro Laurak Bat.
Las clases del Colegio de niñas estaban a cargo de las hermanas Siervas de María de Anglet.
Se iniciaron con clases de las asignaturas comunes obligatorias mas clases de cocina, música, francés, vasco…

La primera maestra de euskera fue la hermana Pía, y ese curso de alumnas de 1905 contaba con 32 inscriptas.

El Colegio de Varones

Los fundadores, fieles a la idea de que en sus institutos se formaran católicos, buscaron también una orden religiosa vasca.

Las crónicas los llaman los «padres educacionistas» un grupo de sacerdotes capuchinos que en 1908 llegaron desde la provincia vasca de Nafarroa (Navarra) para iniciar la historia educativa del Colegio de Varones.

Se había decidido convocar a sacerdotes educadores de esa orden religiosa y no de cualquier otra. Euskal Echea tomaba como modelo al prestigioso colegio Lecároz, en el norte de Navarra, una institución educativa progresista y en pleno funcionamiento.

En un principio, fueron los profesores de Lecároz quienes acudieron a organizar y poner en marcha el Colegio de Varones.

La enseñanza comprendía en principio cuatro años, y tenía una orientación inequívocamente ligada a las tareas agrícolas y prácticas.

Materias tales como Economía y contabilidad rural, Agricultura general y aplicada, Ganadería, Zootecnia, complementaban el estudio de las tradicionales lengua y matemática, además de incluírse lengua e historia vasca.

La enseñanza de la lengua vasca era optativa, a tal punto que se entregaban premios anuales a los mejores alumnos de vasco.

El primero profesor fue el Pbro Fernando Soloeta Dima , que escribió entre 1912 y 1922 cuatro libros de euskera. Para sus alumnos, siempre fue el «padre Jauna» (Señor, en euskera), y quizás esa palabra, Señor, sea la que lo define enteramente.

Este plan orientado a lo agrario se cumplió hasta 1914, año en el que se estableció la Enseñanza Secundaria Nacional. Los alumnos de Euskal Echea debían rendir al fin de cada ciclo, un examen de aprobación general en el Colegio Nacional «Juan Martín de Pueyrredón».
En 1936, se inauguraron los cursos del Comercial, con una matrícula de 36 alumnos, que no cesó de incrementarse hasta hoy mismo.

Euskal Echea, que significa Casa Vasca, fue y es forjada por el amor, la caridad y el trabajo de los Vascos, sus hijos y amigos. Miles de alumnos vienen desfilando por sus institutos aprendiendo honrar a Dios, a sus familias y a la Patria Argentina.